Si visitas Londres y paseas por las calles de la City, puede ser que tus pies te lleven a una recoleta placita llamada Gough Square. Paseando por ella, igual te llama la atención una pequeña estatua de un gato negro, sentado en un pedestal, mirando hacia una casa.

¿No es sorprendente ver una estatua de un gato, y además negro, con la “mala fama” que han tenido siempre los gatos de este color? En la Edad Media se les consideraba la representación del diablo y eran sañudamente perseguidos, y hasta en tiempos modernos hay personas que consideran que ver uno de estos animalitos trae desgracias por doquier….Hodge

Este gato negro está sentado sobre un libro, y a su lado, hay una ostra abierta. El pedestal está grabado con un nombre, Hodge, y una placa explica que Hodge fue el amigo felino que acompañó al Dr. Samuel Johnson durante el tiempo en el que trabajó en el famoso diccionario inglés que lleva su nombre, el primero en este idioma, durante el siglo XVIII.

El Dr. Johnson era un gran amante de los gatos, y vivió durante once años en la casa que vigila atentamente la estatua de Hodge, trabajando durante muchos de ellos en su mastodóntica obra.

Su biógrafo, James Boswell, hombre no aficionado a los gatos, se sorprendía de la indulgencia con la que Johnson trataba a su gato, impidiendo, por ejemplo, que su esposa le pegara para, decía él, evitar el mal ejemplo hacia sus sirvientes. El Dr. Johnson dejaba su trabajo e iba a comprar personalmente ostras para el gato, para evitar que los sirvientes, decía, tomaran manía al animalito si les mandaba a ellos, ante el pasmo de Boswell, quien veía también con asombro cómo el gato trepaba feliz por el pecho del Dr. Johnson, que le acariciaba y le tiraba suavemente del rabo.

Tratando de ser amable, Boswell le dijo un día que Hodge era un buen gato, a lo que Johnson le contestó que “los había tenido mejores, pero, efectivamente, Hodge era verdaderamente un buen gato”.

Cuando Hodge murió, se sabe que el Dr. Johnson trató de aliviar sus sufrimientos con valeriana, cosa que probablemente no sentaría muy bien al pobre animal ya que esta planta excita a los gatos en vez de relajarlos, pero obviamente la intención del Dr. Johnson era proporcionar una muerte dulce a su amigo de cuatro patas.

Hodge fue inmortalizado no solo en la biografía de James Boswell, sino que también el poeta Percival Stockdale escribió una “Elegía con motivo de la muerte del Gato Favorito del Dr. Johnson”, y por dicha composición sabemos que Hodge era de color negro.

La casa del Dr. Johnson es actualmente un museo, y la estatua del gatito negro, realizada por el escultor John Buckley tomando como modelo a su propio gato, fue inaugurada el 26 de Septiembre de 1997 por el alcalde de Londres, Sir Roger Cook, siendo fácil de deducir el motivo por el que Hodge fue inmortalizado con un libro de gran tamaño y una ostra.

Hodge

Así que en tu próxima visita a Londres, como buen amante de los gatos, date un paseo por esta pequeña plaza, saluda a Hodge, y quizá quieras dejar una ostra a su lado en recuerdo de su amoroso amigo humano.